lunes, 21 de octubre de 2013

Por andar de curiosita.

Hace 2 semanas me lancé a ver la famosa película de Eugenio Derbéz. Tenía la tentación después de escuchar a casi la mitad de mi familia y amigos, hablarme maravillas del señor y la famosa niña güerita. Durante varios días estuve platicando y planeando con mi mamá, nuestra ida al cine. Estaba segura que a mi mamá le encantaría ver otra faceta del actor que tantas veces hemos visto, gracias a mi hija, en el canal clásico.

Pero como resulta que mi hermana está embarazada y ese mismo día tenía una cita en el seguro social, mi mamá no pudo acompañarnos, así que, casi sin ganas (porque en verdad deseaba que mi mamá disfrutara del film) nos lanzamos solitas.

Y ahí estábamos en el cine, esperando ansiosas y terminando nuestras palomitas durante los cortos (por cierto, ¿por qué duran tanto los cortos?) Mi hija se quería levantar de su silla para recorrer el cine, imagino como todos los niños, pero esta vez mi mirada fulminante la convenció de seguir en su puesto, en un dos por tres.

Desde que apareció Derbéz con ese peinado acapulqueño, supe que había gastado el dinero en vano.
La película está atiborrada de frases y actuaciones cursis, está hecha para que llores, para que te rías pero todo a fuerza. Sé que a casi todo mundo gusto y ahorita estarán pensando lanzarme piedras, pero no puedo mentir, no me gustó para nada. De hecho, cuando me enteré que el señor andaba muy enojado porque no enviaron su película a los oscares, más ganas me dieron de verla y hasta pensé que era envidia ya que podía hacer tanto comedia como cosas serias.

Pero hoy pienso diferente. Las actuaciones se me hicieron muy falsas, todas, creo que la más natural fue la del mismísimo Samy. Hasta Arselia Ramírez me pareció exagerada. Y ni hablar de Eugenio, creo que ese papel debió haberlo hecho 10 años atrás y probablemente le hubiera creído. Se me hizo una película muy acelerada con situaciones forzadas y con unas inmensas ganas de convencer.

Para no hacerles el cuento largo, ni contarles el final (aunque a estas alturas imagino la habrán visto, aunque sea por morbo, como yo)  me quedé con la sensación de que vi una parodia de "la vida es bella". Me reí si, lloré, casi casi pero porque todo está puesto para ello. Eugenio, sin sutilezas, te toca temas que si tienes hijos, a fuerzas tienes que derramar una lágrima, no tanto por las actuaciones si no por la situación en si.

Sinceramente me arrepiento de haber ido, si alguien me hubiera dicho un poquito de lo que estoy platicando créanme que la hubiera visto pirata nada más para quitarme la tentanción.

Lo que en verdad me hizo llorar y me dio mucha ternura fue que mi hija, cada vez que la niña estaba con su mamá, me daba besitos en los brazos y al final, me dijo que si podía comprarle un papá como el de la película, aunque fuera por internet :(

Mi mamá sigue burlándose de mí.


No hay comentarios: