lunes, 24 de noviembre de 2008

You´re my best friend


Arturo y yo somos tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidos. Arturo es mi cuate, mi gemelo, nacimos el mismo día por el mismo canal pero a diferente hora, yo nací a la 1:30 de la mañana y el 15 minutos después, o sea, que yo soy la más grande de los dos, pero shh! no se lo digan a nadie.

físicamente somos totalmente opuestos, incluso hubo alguien que llegó a pensar que éramos novios y nos hacían burla, ya saben, cosas de niños, pero para sacarlos de onda, mentíamos con respecto a eso y bien que se lo creían. Pero en el fondo somos muy iguales, los mismos gustos de música, los mismos gustos de comida, de programas de televisión. Dígamos que Arturo sería la versión masculina de Vero.

Siempre digo que mi relación con el es muy especial, y es que, independientemente de que la conexión entre gemelos es diferente a la de los otros hermanos, nosotros no tuvimos la fortuna de vivir juntos en la infancia, entonces nos pudimos dar cuenta de que nos pasaban cosas parecidas o extrañas a kilómetros de distancia, como los golpes que el recibía y yo los sentía o al revés.

Desde los 2 años, mi hermano se quedó a vivir con mi abuela Andrea, la mamá de mi papá, una mujer muy estricta y que, según, lo hizo con el afán de ayudar a mi mamá, que en plena adolescencia ya estaba al cargo de 2 niños de un solo jalón, pero al final más bien parecía como que fue una revancha hacia mi madre que le había quitado un hijo (Toda una novela)

Así que sin un chilpayate nosotros nos tuvimos que ir a radicar a la ciudad de Chihuahua, ahí viví toda mi infancia hasta las 14 años, con mis padres, mi hermano Daniel y Michel, la más pequeña en ese entonces, y no fue hasta 1985, cuando murió mi abuelita, que por fin Arturacho regresó a vivir con nosotros.


Fue algo muy extraño, mejor dicho, extremadamente difícil, ahora me dice que me veía como una niña consentida y un poco sangrona porque me la pasaba escuchando música en el tocadiscos y no se lo quería prestar ni un segundo. La neta ni me acuerdo de eso, lo que si es que antes de que el llegara mi papá y yo éramos los que por lo regular poníamos discos, Daniel es sordo desde los 2 años y Michel era muy pequeña, así que ahora tenía que compartirlo, cosa que se me hizo muy difícil aprender.

Otra situación que nos molestaba o mejor dicho, no entendíamos, era que nunca veíamos que le llamaran la atención, que lo castigaran, por lo regular no nos dejaban salir a jugar si hacíamos travesuras, pero eso no pasaba con él,queríamos que lo trataran como a cualquiera de nosotros, no captábamos que mis padres también estaban en un dilema, después de tanto tiempo no tenían idea de como tratarlo.

Con el tiempo nos fuimos acoplando, y eso nos pasó hasta que nos fuimos a vivir a otra ciudad, Tepic, Nay., aquí surgieron nuevas reglas, además ya estábamos entrando a la adolescencia y ya no nos peleábamos tanto.

Nos acoplamos tan bien que el día que nos fueron a dejar a la secu nos escapamos por la puerta principal porque nos dio miedo el sistema (pretextos!), y cuando llegamos a casa a escondidas, no nos dimos cuenta que estaba mi papá desayunando y como castigo, nos mandaron a otra ciudad a estudiar.

Hemos sido cómplices muchas veces en la vida, despúes de esa etapa tan dura de convivencia después de tantos años separados, nos volvimos los mejores amigos, nos contábamos todo, nos quedábamos despiertos hasta tarde platicando, no había secretos, de hecho tuvimos parejas que eran hermanos también para que pudiéramos salir todos juntos.

Hubo una temporada en Tampico que nos lanzamos a vivir solos, recuerdo que el primer día nos sentíamos felices de rentar un cuartito, estaba super pequeño, unas literas, un baño, estufa y una tele y videocassetera que nos regaló mi papá, era
el paraíso. El día que por fin pudimos comprar el mandado para no andar comiendo en la calle nos dimos cuenta que habíamos comprado todo menos un sartén, así que ¿Dónde fregados cocinaríamos? y con la misma nos tuvimos que salir de nuevo a cenar.

Ha sido una de las mejores etapas de mi vida, salíamos mucho a pasear al centro, nos metíamos al cine por horas, lo acompañaba a sus ensayos con el grupo, visitábamos a sus amigos que poco a poco se fueron haciendo míos también.

Yo estaba feliz,
hasta que se le ocurrió tener novia, aquí la cosa cambió, las idas al cine, al centro a comer o rentar películas ya no eran conmigo, si no con la susodicha. Fue un golpe muy duro, por dentro me sentía morir pero tenía que poner cara de feliz para que no se diera cuenta, lo peor del asunto es que la chava me caía bien y pues ni pex. Creo que ni Arturo mismo se dió cuenta de todo lo que sufrí al ver que ya no era yo su primer opción para irse de "pata perro". Después yo también tuve mis novios y así nos fuimos separando,ya nada volvió a ser igual.

Ahora ya no vivimos juntos, no nos vemos cada semana, pero al menos
cada quien va tomado las riendas de su vida junto a la persona que ama, ahora no hay envidias o ni peleas, ahora me doy cuenta que, aunque ya no nos frecuentamos como quisiéramos, siempre será la parte más importante de mi vida, es como un pedacito de mi que anda por la ciudad, y de la cual siempre quiero estar al pendiente.

Soy feliz con todos mis hermanos, pero obviamente nadie puede entender lo que existe entre nosotros, los secretos que hemos guardados, los pleitos que hemos tenido, las aventuaras que hemos vivido y hasta las cosas que hemos inventado. Las de veces que tropezamos y nos ayudamos mutuamente a levantarnos.Creo que nadie mejor para conocerme que Arturo.


Ahora entiendo que las cosas pasan por algo, que, aunque desearía haber pasado más tiempo con él en la niñez, nadie me va a quitar los mejores años que pasé y estoy pasando, disfrutando de su amistad.

Independientemente de todos los mejores amigos que han llegado a mi vida, como el Ché o el Kriss, el Arturacho siempre será mi primer y mejor amigo.

No hay comentarios: